viernes, 19 de septiembre de 2008

Pink Martini.


En una de estas largas noches, en esta ciudad de condes anacrónicos y viajeros errantes, estaba oyendo el iPod (que no lo mismo que escuchar), cuando depronto empezó a sonar 'Sympathique'... ya saben: 'je ne veux pas travailler, je veux pas déjeuner..." esa canción que cantan las niñas lindas cuando creen que el francés es un idioma bonito... esa.

Me acordé de las múltiples veces que la he cantado, de las múltiples personas que me recuerda y de los múltilpes comerciales donde la han puesto de fondo y pensé que podría ser de alguien famoso. Por supuesto, como los referentes de cantantes en francés son tan pocos, pensé en Edith Piaf, pero inmediatamente me corregí: Edith Piaf no cantaba ese tipo de canciones. Entonces busqué por el autor de la canción y me encontré con una muy buena sorpresa: Pink Martini.

Esta banda formada en Oregon... ya saben: ese estado de Estados Unidos que solo es conocido porque queda arriba de California... ese. Pues esta banda, ha sido un éxito desde su creación en 1994. No solo porque ha sabido romper con esos cánones de música comercial tan comunes en Estados Unidos, sino porque se ha atrevido a volver a ritmos musicales más tradicionales como el jazz, el bolero o la samba.

Aparte de todo lo anterior, esta 'pequeña orquesta' como se autodenominan, es una multitud de intrumentos en los que se incluyen los vientos e instrumentos de cuerda distintos a la guitarra o el bajo, encontrando así violas, violines, entre otros. Eso sin mencionar que cantan en otros idiomas distintos al inglés, como francés, español y portugués.


Por otro lado, aunque algunas canciones suelen ser un poco sosas y los ritmos ya muy escuchados, tienen un talento que es innegable y una cantante que aunque tiene una voz realmente sorprendente, esta no tiene nada que ver con el físico, lo cual se le abona.

Por el momento esto: una muestra más de que la música tiene múltiples variantes y esta es una de ellas. Les dejo el link de la página por si los quieren conocer y una muestra del talento de esta gente, en la nueva sección del blog: 'Canción post'. Esta vez con 'Bolero'... una versión en bolero, del 'Bolero' de Ravel (Maurice Ravel).

Pink Martini, en: http://www.pinkmartini.com


Mariano Lugari.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Daniel Melingo: un nuevo descubrimiento viejo


Para los nacidos más allá de las fronteras que delimitan a las naciones de Argentina y Uruguay nos es muy difícil, por mucho que sepamos, imaginarnos el tango nuevo de una manera que no sea mezclado con ritmos electrónicos. Hago esta aclaración porque es muy posible que los más afiebrados por estos lares se hayan enamorado de Adriana Varela (como efectivamente yo lo estoy), que canta como pocas personas esta música sentimental y entregada del sur del continente; que canta canciones nuevas, pero no compuestas por ella. El tango y la milonga nos pueden parecer muchas veces ritmos viejos y tradicionales, que no poseen compositores vigentes, como nos pasa a nosotros con ritmos como el porro o el bambuco, tal vez precisamente por eso, y porque los compositores nuevos de nuestros ritmos vigentes, como el vallenato y la cumbia, no logran unos niveles de calidad ni siquiera regulares.

Hace ya rato me pasaron una canción de un señor Daniel Melingo llamada “Narigón (dub)” la canción es una milonga que habla de un personaje, un malevo, que según entiendo tenía un gusto muy marcado por el consumo de cocaína. La canción era buenísima, pero uno tiende a dejar pasar muchas cosas que están tocándole a la puerta hasta el momento en que resulta realmente propicio dejarlas pasar. Así, duré más de un año en comprender (no es algo raro para nadie) que no existía solamente una canción de este señor: seguramente existía un disco, por lo menos. Ya habiendo oído por ahí algunas canciones más, me decidí hace muy poco a descargar todo lo que me fuera posible de Daniel Melingo.

Su carrera no comenzó como un tanguero: hizo parte de los Abuelos de la nada, formó grupos como Los Twist y Lions in Love, y tocó con Charly García y con otros grupos. Su primer disco como solista tiende más hacia el reggae, y por fin se dedicó a experimentar con el tango en 1998.


Me resulta increíble pensar ahora en todo el tiempo que dejé pasar antes de hacerme con la música de este compositor y cantante argentino, al que no en vano llaman maestro. Es un compositor que logra el perfecto equilibrio entre los elementos originales del tango y la milonga y un espíritu netamente contemporáneo. Canta en lunfardo (el dialecto propio de las villas y los arrabales porteños) como si fuera su lengua natal. Acomoda las palabras con mucho ingenio, y hace canciones divertidísimas sobre la vida del barrio bajo, sin caer en el patetismo de muchas cumbias villeras y conservando el romanticismo que reside en el corazón del Buenos Aires de arrabal. Habla, como en cualquier tango clásico, de la soledad, el amor y la violencia, de los cuchillos y los malevos; es ante todo un compositor inteligente. Se nota desde el principio que conoce el tango a fondo y se nota también que es un músico de conservatorio (efectivamente lo es).

La mayoría de sus canciones apenas pasan de los dos minutos, y existe en ellas el humor que solo se encuentra en el voz a voz del pueblo, como en los viejos tiempos, en el vallenato original de nuestra costa colombiana o en los versitos bogotanos tradicionales. Es tango que muchas veces habla del espíritu mismo del tango, y de principio a fin es un placer oírle un disco entero.

El tango no es nada nuevo, pero Melingo es siempre novedoso. A medida que lo escucho me sorprendo más y más con la riqueza de sus composiciones, y me abruma que haya existido ya alguien capaz de hacer tangos tan nuevos y tan buenos a la manera de los clásicos. No quiero decir con esto que no me gusten los colectivos de tango electrónico, como el Gotan Project, Bajofondo o Libertango, pero es siempre refrescante encontrarse con músicos de este porte. Por eso este maestro argentino contemporáneo es mi recomendado, recomendadísimo, imperdible.