
Adriana Varela da pequeños brincos cuando canta, al final de algunas frases. No es -como puede sonar- un gesto ridículo. Son saltos de emoción, como si apenas pudiera contenerse, como si esos tangos que canta la sacudieran tanto como a los que faltos de aliento la veíamos interpretar una tras otra canciones que nos dejaron boquiabiertos. El tango es una música que depende en gran parte de la forma como es interpretada. Es, como la música popular, el producto de un sentimiento que cuando se mezcla con el virtuosismo se convierte en el sentir de todos los que la oyen. Eso ocurrió en la noche de este Jueves 30.
En el concierto llevado a cabo el 30 de Agosto en el teatro Jorge Eliécer Gaitán (Bogotá) conocí el verdadero estremecimiento, el significado del apelativo “arrozudo”. A medida que avanzaban las canciones sentí escalofríos y se me erizó la piel. La voz de Adriana Varela es especial, tan cálida como desgarradora y llega de inmediato a lo más hondo del cuerpo; canta con las entrañas, y su forma de hacerlo tiene lo mismo que la de Goyeneche; uno siente que ellos compusieron el tango que cantan, como si les hubiera tocado a ellos. Conocen bien lo que dicen y hacen las pausas como solo ellos saben, como le canta ella al “polaco”: “…tu voz que al tango lo emociona, cantando el punto y coma que nadie le cantó…”
Y así fueron las cosas esta noche, sin más que decir: músicos excelentes, excelentes canciones. Adriana Varela caló hondo y la gente (siempre la gente) gritó, pidió canciones, mandó saludes desde Medellín y aplaudió al embajador argentino que se paró a dar cátedra sobre tango, embriagado (seguro de alegría y de pena porteñas). Mientras tanto yo, en mi silla perplejo sudé, respiré profundo, pasé saliva una y otra vez hasta que finalmente, con los ojos aguados hice de tripas corazón y opté por hacerme el duro, como siempre. Pensaba ignorar este episodio, pero he decidido hacer esta confesión, tal vez para manifestar mejor eso que no logro describir en el canto de esta gran tanguera que esta noche tocó mis fibras más sensibles.