viernes, 1 de agosto de 2008

Muse (Bogotá, Julio 20 de 2008)


“During the struggle
They will pull us down
Please, please

Let’s use this chance
To turn things around

And tonight
We can truly say

Together we're invincible”


Este es un artículo sobre las palabras. No puede ser casualidad que Muse llegara a Bogotá justo este año, justo en el día en que celebramos nuestra Declaración de Independencia. Es un artículo sobre las palabras porque este es un país en que muchas de ellas se han convertido en armas mortales, un país en el que no existe la comunicación, ni la memoria, el país del blanco y el negro, de los absolutos y los oídos cerrados. No puede ser una coincidencia que hayamos ido los que fuimos a oír un grupo que tan elocuentemente habla de la destrucción, de cambio y de la responsabilidad que todos tenemos frente a la construcción de un mundo diferente, la necesidad de crear una nueva y mejorada realidad.

Hablamos muy a menudo de la patria y del progreso, de los buenos y los malos. Marchamos con el grito en el cuello para reclamar lo que creemos correcto, pero somos incapaces de ver lo que realmente bulle por debajo de los sistemas que nos gobiernan. Somos autómatas que gritan a favor de una bondad que desconocemos.

Es poco lo que puedo decir realmente sobre Muse que no se haya dicho ya, pero voy a intentarlo. Es una banda apocalíptica en todo el sentido de la palabra, con riffs de guitarra grandilocuentes, episodios de piano limpísimos y de una belleza increíble y baterías que dentro de la calidad de una buena percusión incluyen a veces redobles de marcha.

Los empresarios, sin embargo, pensaron que se trataba de una banda de brit pop y pusieron como telonero a una banda colombiana de pop británico (así como lo lee, amigo contribuyente). The Hall Effect vio la luz muy lejos del barrio Londres, al noroccidente de Bogotá, y su popularidad crece, como pasa con todo aquello que es políticamente correcto. Al igual que la mayoría de los compositores de brit pop que nacieron efectivamente en las islas británicas, no hacen música nada novedosa; la fórmula de hacer rock con el Happy Birthday, como lo dice muy acertadamente mi amigo Manuel. Por eso solo se llevan este desafortunado párrafo.

Cuando uso el término “apocalíptica” (acuñado en este caso por Ana, otra gran amiga mía) no me refiero a que nos llamen a arrepentirnos porque se acerca el fin de los tiempos y menos aún a sentarnos a llorar. Hablan de renovación y de revolución, como cantándole al mundo entero. Son capaces de evocar la tristeza más profunda y la ira más encendida, incluso la alegría y el amor más brillantes. Hacen el mejor cover que yo haya oído de una canción de Nina Simone (Feeling good) y sus letras están escritas para buscar nuestras fibras más sensibles, con una claridad que existe en pocos compositores modernos, que se escapa a las fórmulas convencionales. Este es un artículo sobre las palabras porque decimos oír pero no lo hacemos, porque obviamos el mensaje para quedarnos con nuestros propios argumentos y cantar las mismas canciones que recordamos pero no entendemos.

Es fácil oír Muse. Yo estoy convencido de que a todo el mundo le gusta Wagner, porque no existe nada que más cale que el dramatismo de una buena pieza épica, y esta banda usa esta fórmula a la perfección. Y aún así es difícil comprenderlos. Es un rock sentido como el que pocas veces encontramos en estos días y está compuesto sin dejar un solo pedazo al azar, lo que se puede evidenciar perfectamente viéndolos en vivo. Fueron capaces de emocionarme y hacerme gritar hasta la ronquera, nos dejaron a mí y a mis amigos perplejos, sintiendo la necesidad urgente de un trago, para poder sentarnos a comentar lo que habíamos visto, el estremecimiento de todos no podía ser coincidencia.


Este es un artículo sobre las palabras porque Muse habla de la libertad y del cambio, del poder que tenemos para crear nuestra propia realidad y pedir por nuestros derechos. Habían marchado las multitudes esa mañana exigiendo una causa que pese a su justicia, oculta en muchos niveles los hilos de horror e ignorancia que atan y manejan a nuestro país. Y mientras los oía cantar Knights of Cydonia o Invincible (de donde sale la cita de arriba), viendo desfilar por la pantalla de atrás a tantos que durante la historia caminaron en pro de la libertad (las marchas en Soweto, las manifestaciones de Mayo del 68), no pude evitar sentir tristeza por el vacío enorme en el que esas palabras resonaron: el vacío de un país, que al igual que el mundo entero ha olvidado el verdadero significado de las palabras que antes impulsaron cambios fundamentales pero que ahora parecen ser un eslogan más del statu quo y de los sistemas que se nutren con nuestro silencio.

La imagen de Muse en vivo en Bogotá fue tomada de la dirección de flickr de Juliana, una muy querida amiga mía que además tiene cámara (no de aire como los Nike o los pump): http://flickr.com/photos/lafalsaalicia/

Por último quiero pedir disculpas a mis lectores, no solo por lo largo de este artículo, también por mi ausencia prolongadísima en las líneas de este blog. Espero no haberlos perdido a ninguno de ustedes y espero también tener la cabeza para volver pronto a escribir acá, no en seis meses, como en este caso. Valga este artículo para que el silencio en El Wolman también se rompa, gracias a todos por su paciencia.

Santiago Rivas

4 comentarios:

insantidad dijo...

muy buenas las dos entradas rivas, mis respetos.

El Wolman dijo...

mil gracias, me alegra que le hayan gustado

la falsa alicia dijo...

jaja, te remordió la conciencia un poco, no?

se despide con amor, tu gran amiga, juliana.

El Wolman dijo...

No es tanto lo que me remuerde no haberlo puesto, sino no haberlo visto de esa forma. Pero pues, hecho el arreglo el reclamo es justo.